América del Sud

Los barcos hacia América se llenaron inicialmente de emigrantes provenientes de las regiones agrícolas del norte de Italia. Quien se podía permitir un billete más caro iba a América del Sur, donde, sin duda, la integración era más fácil. La cultura suramericana se parecía mucho a la italiana, también en el aspecto religioso, y el idioma suponía un problema menor. Hacia Brasil se salía sobre todo del Véneto y el Friuli, y hacia Argentina se salía prevalentemente del Piemonte. Se trataba de dos estados inmensos, escasamente habitados, que los gobiernos locales querían poblar incentivando la inmigración desde Europa. La emigración hacia Brasil y Argentina, que duró más de un siglo, se detuvo solo a finales de los años cincuenta, después de la recesión económica.

Si Brasil y Argentina, con el pequeño Uruguay, representaron los destinos más inmediatos, ya que se encontraban en las rutas de los trasatlánticos, no debe olvidarse la emigración italiana a otros estados de América Latina, como Chile, Perú, Ecuador, Colombia o Venezuela. En este último estado, en especial, se produjo un verdadero boom migratorio en los años cincuenta, relacionado con el descubrimiento de los yacimientos petrolíferos y con el consiguiente desarrollo industrial del país.

Brasil, Rio Grande del Sud, Caxias, 1905. La familia Ronca
Brasile, Rio Grande del Sud, Caxias, 1905. La famiglia Ronca